Ana Frank a las
Redes Sociales...
¿Cuánto conocemos a nuestros adolescentes? ¿La
tecnología nos acerca a nos aleja de ellos?
Durante
una visita reciente a la casa donde se escondió Ana Frank en Ámsterdam durante
la Segunda Guerra Mundial, escuche con interés una entrevista que le hicieran a
su padre con motivo de la publicación del diario de su hija. En esta entrevista, el Sr. Frank comentaba
con tristeza que el diario de su hija adolescente lo había sorprendido mucho, sobre
todo, porque se había dado cuenta de lo poco que conocía los sentimientos de su
hija a pesar de la cercanía física en la que vivían.
Para
muchos, el diario de esta joven ha sido material de lectura obligatorio durante
la educación secundaria. Quizás, mas de
uno recuerde haberse visto reflejado en los comentarios de Ana.
Después
de mi visita, comencé a tratar de imaginar cómo hubiera sido la vida de una
adolescente escondida en un ático en pleno siglo 21. ¿Qué hubiera sucedido con su
diario?. Tal vez sería parte de un blog,
quizás estaría publicado en un muro de Facebook o en alguna otra red
social. Lo que posiblemente no sería
diferente es el poco conocimiento del padre sobre el contenido del diario y los
sentimientos de su hija reflejados en éste.
Nuestros
niños y adolescentes, hacen uso indiscriminado
de las redes sociales para hacer pública su vida sentimental. Es común encontrar mensajes en Facebook, Chats
o Instagram relacionados con su estado de ánimo. Así, frases como Pedro está enamorado o Luisa
se encuentra en una relación complicada, se pueden leer a diario con tan solo con
tener acceso a internet.
Las
redes sociales ofrecen un ¨portal público y en ocasiones ¨anónimo¨ donde
nuestros hijos exponen sus sentimientos a extraños. Estas redes, son testigo de las tribulaciones
y el acontecer cotidiano de nuestros niños.
Sin embargo, los padres aunque cercanos físicamente, tienen poco acceso
o conocimiento de estos.
En
consulta, a menudo los padres me preguntan qué hacer con las redes
sociales. Algunos, las prohíben o
bloquean ciertas páginas. En el caso de los adolescentes, muchas veces niegan
el acceso de sus padres a su perfil. Al
igual que el padre de Ana Frank, tenemos poco conocimiento de sus sentimientos,
la diferencia en este caso, es que los extraños tienen acceso indiscriminado a
estos.
Si
bien debemos respetar la intimidad de nuestros adolescentes, no debemos sentir
temor de ¨inmiscuirnos¨ en sus asuntos, especialmente cuando se trata de su
desarrollo socio-emocional.
Para
lograr un acercamiento sano a las redes y a la exposición pública, es necesario
establecer ciertas regulaciones en conjunto con nuestros niños y adolescentes,
permitiendo de alguna manera que ellos marquen la pauta dentro de unas normas claras.
Además de las regulaciones, es importante abrir un espacio cotidiano para
conversar con ellos y saber de sus
preocupaciones, actividades, amigos y vida sentimental, entre otros. Al menos
veinte minutos de dedicación exclusiva (sin celulares, computadoras o tabletas
por delante) son mas efectivos que una hora interrumpida por llamadas, pines, chats,
etc.
Otras ideas que pudieran resultar de utilidad para
los padres son:
-
Establecer,
en conjunto con su hijo, un bloque determinado de tiempo (por ejemplo de 5 a 7
pm) del día para usarlas. Este tiempo no
debe corresponder con todas las horas libres de los muchachos, sino ser parte
de las actividades recreativas tales como: ver su programa favorito, ir a casa
de un amigo o visitar el club .
-
Si
los niños son menores a 18 años, es importante implantar como condición que
tengan a mamá o papá como amigo en su Facebook, Tweeter, Instagram, etc.
-
Explique
las consecuencias de publicar mensajes o fotos poco apropiadas o muy
reveladoras para el futuro inmediato y no tan inmediato. Recuérdeles que las compañías
buscan los perfiles de Facebook cuando las personas aplican para un trabajo.
-
Hable
con otros adolescentes en la familia (primos, ahijados, etc.) y apóyese en
ellos para monitorear el contenido de las páginas de sus hijos. Igualmente, si su hijo no “lo acepta como
amigo” del Facebook o Instagram por ejemplo, recurra a familiares cercanos,
amigos de confianza o padrinos para que lo ayuden a monitorear su actividad.
-
Ponga
una pizarra en la nevera o cuarto, parecida al muro de Facebook e invite a sus
hijos a compartir ideas, opiniones, comentarios, chistes o sentimientos en esta.
-
No
permita que se acuesten con el celular, computadora o la tableta prendida. Establezca un lugar de la casa donde dejar
los ¨electrónicos a la hora de ir a la cama.
Si puede haga usted lo mismo.
-
Valore
los sentimientos de sus hijos. No trate
de interpretarlos a la luz de los suyos.
Si no entiende alguna reacción, bríndeles la oportunidad de explicarse
sin hacer comentarios sarcásticos o chistosos.
-
Solicite
asistencia de sus hijos para usar las redes sociales. Pídales que le expliquen cómo usarlas asi como
también las normas de etiqueta y el significado de frases o emoticones.
-
Sea
usted el ejemplo. Marque la pauta en el
uso de las redes y no se haga eco del refrán “has lo que te digo mas no lo que
yo hago”. En la medida de lo posible
modele “conductas sanas” al hacer uso del Facebook, Chats, etc.